viernes, 3 de diciembre de 2010

Soy un Milagro!!

                                                                      
Monumento La Chinita, frente a la Basílica (Maracaibo, estado Zulia)
Imagen obtenida de http://www.moonmentum.com/
Esta es una historia muy personal que les quiero contar, yo Laura Bonomie estoy hoy en este mundo gracias a un milagro de la Virgen Chiquinquirá.
Era el 20 de diciembre de 1988 cuando mis padres tuvieron que llevarme a la clínica porque dejé de respirar, este fue el primero de los cuatro paros respiratorios que sufrí con sólo un mes de nacida. La primera medida fue prestarme primeros auxilios para revivirme, una vez que volví decidieron hacerme los exámenes médicos pertinentes para determinar el por qué del paro. El diagnóstico: Tos ferina, una enfermedad respiratoria infecciosa de las vías aéreas.
Mi mamá atribuye el contagio a mi hermano, quien tenía un poco de gripe y mientras ella no estaba, se metía en mi cuna para jugar y dormir conmigo.
En vista del diagnóstico procedieron a hospitalizarme para recibir tratamiento, pasaron días, semanas y mi condición era cada vez más crítica, mi abuela Teresa Bonomie para ese entonces era Jefa de Enfermeras del Hospital Materno Infantil El Marite (Maracaibo, estado Zulia), convenció a mis padres de trasladarme al mismo, afirmando que aunque no fuese una clínica tenía los mejores aparatos para tratar la enfermedad y ella se aseguraría de que los médicos que me tratasen fuesen los mejores.
Séptimo piso
Inmediatamente en el hospital procedieron con un nuevo tratamiento, aquí mi cuna era una incubadora y recuerda mi madre que para sacarme de la misma tenían que ponerme un casco como de astronauta para poder respirar, porque más de cinco minutos fuera del mismo, significaba un nuevo paro respiratorio.
Así pasaron otras dos semanas, ya era el 30 de enero de 1989 cuando los médicos del hospital me subieron al séptimo piso, el cual estaba destinado a personas desahuciadas, niños con enfermedades terminales o en mi caso bebés cuyos tratamientos ya no eran efectivos y los médicos habían decidido colgar los guantes, pero todos con el mismo fin, la muerte, ya no teníamos posibilidades de seguir viviendo.
Una esperanza
En el cuarto 78 del séptimo piso del Marite, estaba yo acompañada de mi madre quien no me abandonó ni a sol, ni sombra, ella cuenta que escuchó la canción "Aquel Zuliano" que le recordó lo que es ser zuliana y la hizo regocijarse en la patrona de su tierra la Virgen Chinita, le oró y con lágrimas en los ojos le pidió que me salvara la vida, si era necesario que se llevase la de ella, pero yo con apenas un mes de haber nacido tenía toda la vida por delante, de la misma manera ofreció una mano de oro si me salvaba la vida.
Las cuatro paredes de ese cuarto fueron testigos del acto de fe, tanto de mi madre como de la Chinita, cuando a los siguientes días empecé a mejorar milagrosamente, los médicos asombrados no encontraban explicación de esta mejora repentina, sin embargo se la atribuyeron al posible retardo del efecto de los medicamentos.
Hoy en la Basílica reposa la mano de oro que le ofreció mi mamá a la Chinita y yo tengo veintidós años, estoy completamente sana, con mucha más vida por delante, y con metas y sueños por cumplir.

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